Los secretos del orgasmo femenino
Los orgasmos son algo de lo que probablemente hablamos todos los días. Pero, para algunas personas, los orgasmos no son más que una ilusión, una falacia. Tal era el caso de Clara, quien siempre escuchaba hablar sobre el orgasmo femenino, pero no había tenido la dicha de experimentar uno.
Había leído todo lo referente a poder llegar al orgasmo femenino. Había leído revistas, había leído blogs, pero el orgasmo femenino era algo ajeno para ella. Y aunque sentía que amaba a su novio, nunca lograba disfrutar lo suficiente, o al menos sentía que no lograba disfrutar como se debía.
Estaba contenta de complacerlo, sí, porque lo quería. Pero no sentía que en verdad el placer estuviera llegando a ella.
Así, un día se dio cuenta de que no podía seguirse mintiendo a sí misma. Que por más que lo quisiera, no lo deseaba. No quería más a su novio de lo que podía querer a un amigo o a un familiar y que follar con él, lejos de llevarla al orgasmo femenino, estaba empezando a generarle una sensación no muy agradable.
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Orgasmo, ¿dónde estás?
Terminar una relación de años generalmente no resulta bien. Y Clara tuvo que soportar todas aquellas palabras hirientes que el vertió sobre ella. Él estaba herido en su orgullo y su vida, que parecía tan segura, se había tambaleado.
Clara lo conocía, sabía que haría algo así y no le importaba. Se sentía libre. Se había sacado un peso de encima y, de alguna forma, podría buscar aquello que durante tanto tiempo había buscado. Podría buscar el orgasmo femenino, que había sido tan esquivo. Y, si la diosa de la suerte —que es una diosa pícara y femenina— le sonreía, quizás podría tener un buen orgasmo: un verdadero orgasmo femenino. En caso de no hacerlo, al menos no tendría que acostarse con alguien que no le producía un verdadero deseo.
Es triste cuando estás con alguien durante años y no sientes el suficiente deseo por es apersona. Pero es más triste permanecer junto a esa persona a pesar de cómo te sientes.
Lo cierto es que Clara pudo empezar su búsqueda del orgasmo femenino, esta vez, teniendo encuentros casuales.
Se abrió una cuenta en una de estas apps de ligue e inmediatamente empezó a tener pretendientes. Por supuesto, era una chica muy hermosa, de pelo largo, ojos claros y cuerpo atlético. Era un gran partido y ella lo sabía. Además, su voz profunda y sensual, que se antojaba lasciva, junto con sus labios llenos, que tanto disfrutaba pintar de rojo, eran afrodisíacos para los hombres. Muchos querían poseerla en la boca más que en su sexo. Pero ella, lejos de desear chupar, deseaba lamer…
Clara tuvo muchos encuentros casuales con hombres de todo tipo: expertos e inexpertos. Sensuales y atractivos. Fanfarrones y verdaderos santos. Pero ninguno de estos encuentros la llevo al tan anhelado orgasmo femenino.
Orgasmo femenino
Fue por este tiempo en que Clara se encontró de nuevo con una vieja compañera del instituto. Una chica que se había ido a otro país y que había vuelto por cuestiones de trabajo. Aquello fue para Clara una revelación.
Su nombre era Nadia y su llegada —pensó Clara— quizás sería una pista en el mapa tan complejo hasta el orgasmo femenino.
Ella recordaba como la solía ver cuando era más joven, como el rostro moreno de Nadie le generaba tanto interés, como sus ojos profundos la invitaban a perderse en ellos y mirarla durante horas hablar. Pero, sobre todo, Clara recordaba un momento en que, por esas casualidades de la vida, tuvieron que cambiarse desnudas y experimentó algo que nunca había experimentado con ninguna de sus otras amigas. Experimentó una deliciosa sensación, un cosquilleo en el vientre, una voluptuosidad insólita. Experimentó algo tan intenso que ni siquiera años con aquel chico lograron compararse.
Y ahí estaba con Nadie de nuevo, pudiendo estar juntas, yendo de fiesta, saliendo con chicos.
Una de esas tantas noches, no salieron con chicos, sino que salieron ellas dos, como amigas. Bailaron durante toda la noche en la oscuridad. Porque solo eran ellas dos solas. Bailaron y se acariciaron, como suele suceder en el baile, se decía. Bailaron el reguetón y sus caderas se juntaban demasiado, pero así suele suceder durante el baile.
Lo que no suele suceder fueron los besos que n pudieron evitar en el Uber de regreso al piso de Clara, ni tampoco el despojarse de la ropa o el acariciarse. Clara no podía evitar esa sensación en el vientre, que se iba empantanando, humedeciéndose como nunca se había humedecido con un pene dentro. La ruta hacia el orgasmo femenino al fin había aparecido.
Los secretos del orgasmo femenino
Y fue en esa locura de la noche, del sonido de los autos pitando afuera y de las pocas luces que se colaban a través de las rendijas de la ventana, que en esa cama, donde Clara y su ex habían padecido encuentros sin sabor y sin gozo, que la m isma chica, ahora con una chica igual a ella, se encontraba gimiendo deleitosa, plena de un placer inexplicable para ella.
Con el rostro moreno de Nadie y sus labios calientes y húmedos como solo pueden ser los labios de una mujer. Con su lengua experta, que quizás estaba más acostumbrada a ese trance de lo que estaba Clara. Con todas estas herramientas físicas tan poderosas, Clara no podía más que apretar con fuerzas el colchón y dejarse sumergir en el huevo del placer.
Caía y caía y caía, hasta que al final tocó fondo violentamente, apariencia ese orgasmo femenino que había sido tan anhelado por ella durante tanto tiempo.
El orgasmo femenino. El orgasmo femenino intenso, juntas, ahí, una con su sexo húmedo y abierto y la otra con s su boca abierta y la lengua afuera, tocándose a sí misma.
El orgasmo femenino tan potente y tan deseado, que no llegó cuando más lo buscaba, y solo cuando llegó ese momento, casi como por cosa del cielo, el orgasmo femenino se hizo presente.
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