Haciendo posiciones sexuales prohibidas en la biblia
Aquello que algunos consideramos completamente natural, para otros puede resultar totalmente extraño, incluso pecaminoso. Así, cosas que algunos estamos acostumbrados a hacer sin el menor perjuicio, otros lo consideran como prohibido. Las posiciones sexuales prohibidas en la biblia son un ejemplo de ello. A muchos les extrañaría saber que aquello que disfrutan tanto, está prohibido —o al menos muchos creen que está prohibido—, por las sagradas escrituras.
Por mi parte, yo no me preocupaba de las posiciones sexuales prohibidas en la biblia, hasta que conocí a alguien que si se ocupaba de esos asuntos. Y fue precisamente la importancia que ese alguien les daba a las posiciones sexuales prohibidas en la biblia, que terminé por aprender un poco sobre ello.
Espero que mi relato sobre posiciones sexuales prohibidas en la biblia no os sorprenda en demasía, porque es, a fin de cuentas, solo un relato de un hombre con una mujer, y todo lo que eso implica.
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Un nuevo trabajo
Teniendo un poco menos edad (porque aquello no fue hace mucho tiempo), entré a trabajar en una empresa más o menos importante en su rubro. Mi trabajo no era mal pagado y no me sentía explotado. Vamos, que se estaba bien.
Lo más interesante de aquel lugar eran los dos jefes, porque eran dos, que compartían funciones para que todo marchase de la mejor forma posible. Lo divertido del asunto es que ambos eran marido y mujer: Paula y José. La labor a la que yo me dedicaba estaba subordinada a las órdenes de Paula.
Yo no pensaba en posiciones sexuales prohibidas en la biblia en aquel lugar, pero si pensaba en posiciones sexuales. Había una chica, como de mi edad, que trabajaba muy cerca de José. Era muy maja, con el pelo corto y una forma de morderse el labio cada vez que hablaba de que me hacía pensar si le gustaba morder también los labios de los demás. Se llamaba Teresa. No solo la imaginaba en distintas posiciones sexuales, algunas sumamente placenteras, sino que también me imaginaba desayunando con ella los domingos por la mañana. Así me gustaba aquella chica.
Una madura muy católica
Esta pareja perfecta, marido y mujer, eran ciertamente un ejemplo de un buen matrimonio de personas temerosas de Dios. Siempre estaban hablando sobre Dios, a la biblia, iban a la iglesia los domingos, etcétera. Yo, un par de veces, no lo niego, me pregunté si esa creencia en la que tanto basaban sus palabras y su tiempo les permitiría el tener placer como todos deseamos.
Conforme pasaba el tiempo y yo iba demostrando habilidades en mi trabajo, debía pasar más tiempo cerca de Paula. Me daba cuenta de ella, la notaba. Era una mujer de hermosa piel de porcelana y, al igual que teresa, llevaba el pelo corto, aunque más aun; diría que incluso mi pelo estaba más largo que el de ella. Todo esto le daba un aire señorial, que invitaba a pensar en distintas poses sexuales; un apr de veces pensé en posiciones sexuales prohibidas en la biblia, y me encontré con que no sabía cuáles eran.
Asumí que el sexo oral era algo que estaba prohibido en la biblia, porque creo que lo había escuchado alguna vez, y me imaginé a Paula, con sus dos buenas tetas, completamente desnuda, de rodillas, rogándome por mi polla. Si eso no era una de las posiciones sexuales prohibidas en la biblia, por lo menos era lo suficientemente obscena como para ponerme cachondo cada vez que lo imaginaba.
Una madura muy curiosa
Hubo un momento en que Paula y yo nos quedamos solos en la oficina. Algo rutinario, nada fuera de lo común, pues había algo que debíamos terminar.
Recuerdo ver a las personas yéndose, una por una, mientras nosotros seguíamos concentrados en aquello. No suelo trabajar horas extra, pero acabar por fin con aquel proyecto me parecía algo emocionante.
Cerca de la una de la madrigada términos, y aquello fue tan emocionante…
Nos vimos a los ojos con tal alegría y, sin darnos cuenta, estábamos abrazados, muy junto, sus pechos contra mi y sus brazos apretándome con fuerzas…
No sé quien dio el paso inicial, si ella o yo, pero todo lo que sé es que, en medio de esa soledad, nos estábamos besando. Su lengua entraba en mi boca y jugaba con la mía, sus labios eran carnosos y su aliento era fresco. Olía a deseo.
Pero de repente volví a la realidad, cayendo en cuenta de que estábamos en medio de la oficina, y que se trataba de una mujer casada, y además muy religiosa. Así se lo hice saber, a lo que me respondió:
—¿Tú crees que mi marido no hace lo mismo? ¿Crees que no se folla a esa chica Teresa con la que pasa tanto tiempo? —sus palabras fueron un balde de agua fría sobre mi cabeza—. Pero eso no importa. Lo que importa es divertirse y disfrutar, y no hay anda más placentero que aquello que está prohibido, especialmente las posiciones sexuales prohibidas en la biblia. Sentir que lo que estoy haciendo está mal… eso es lo que me gusta.
Experimentando posiciones sexuales prohibidas en la biblia
Malo no era aquello que estaba haciendo. No podría ser malo, porque practicaba las posiciones sexuales prohibidas en la biblia con tal vehemencia que me sentía servido.
Luego de decir estas palabras, se arrodilló ante mí y con ojos de sierva, me abrió la bragueta y sacó mi carne para devorarla.
¿Qué es aquello que está prohibido, sino aquello que más deseamos? ¿Qué es aquello que no podemos hacer, sino lo que deseamos con más fuerzas el cometer? Cuando lo logramos, sentimos tal satisfacción que, incluso aunque no se tratara de algo sexual lo que se hace, sería muy placentero. Pero como esto era algo sexual, claro que disfrutábamos un montón. Yo disfrutaba de una mujer madura, muy bien parecida y el morbo de la situación. Pero ella parecía enloquecida, poseída, disfrutando de las posiciones sexuales prohibidas por la biblia.
Sobre mí, montándome como una verdadera vaquera, bien encajada en mi polla. En el suelo, con los pies levantados, para ofrecerme su coño abierto y húmedo. Incluso, llegado un momento, me hizo comerle el culo mientras ella misma se follaba con sus malvados y buenos dedos.
El placer en lo prohibido
No fue esa la única vez que probamos las posiciones sexuales prohibidas en la biblia. Hubo momentos en que, ya en un lugar más apropiado para practicar distintas posiciones sexuales, fuimos a por la sodomía. Y cómo disfruté meterme en su culo, que se abría tremendo para mí.
Pero nada dura para siempre, especialmente lo que está mal y es prohibido. Aunque tanto placer nos da hacer cosas que no está bien, siempre tenemos que ir más allá.
Eventualmente encontré un mejor trabajo y ella encontró a otro chico, más joven, con quien seguir practicando las posiciones sexuales prohibidas en la biblia. Pero me quedó el recuerdo y su número, que de vez en cuando esgrimo para encontrarme con ella. Y a veces, solo muy de vez en cuando, recibo llamadas de Paula, que también recordando con nostalgia esos días, me invita de nuevo a un encuentro para hacer, otra vez, esas posiciones sexuales prohibidas en la biblia, que para mi eran tan normales.
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